En aquellas épocas sin luna
Llevaba yo guantes de nerol
Y una mustia ahorcadora a cuadros.
El niño corría alertado
Chorreando por su boca
Olas de mandalí.
En el ojo de la cerradura
Bailaban los torilos un son,
Dentro del microondas
Se ahogaban las mariposas,
Y el blancor de los polmes
Giraba en la noria.
La cruz abrió sus brazos
Y Jesús se posó en ella;
Pilatos se sentó en la mesa
Sin lavarse las manos,
(Nadie se percató)
Y se comió el cadáver recién ahorcado
De Judas.
Intenso*
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