Castigo de la palabras

Bienvenidos al Castigo de la palabras, Blog personal de Pedro J. Moriche Hermoso

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martes, 18 de octubre de 2011

El Saber

El saber sí ocupa lugar; el saber que tú existe me ocupa todos los lugares­ (y aún ni te conozco ni sé el comienzo de tu nombre)

domingo, 16 de octubre de 2011

miércoles, 5 de octubre de 2011

Piernas

Tus piernas son como Windows: tardan una eternidad en cerrarse...

martes, 4 de octubre de 2011

España: ese país de consentidores cornudos

Por todos es sabido que nuestra tierra patria es hábitat natural para cornudos consentidores; ya lo decía el bueno de Guevara en el trascurrir del siglo XVI o lo sentenciaban hasta la saciedad un siglo después el genial Quevedo en aquella “Carta de un cornudo a otro” en que daba el apelativo al siglo XVII de “Siglo del cuerno”. Pero el cornudo antiguo, de raza, tenía en sí una aptitud digna de alabanza: era cornudo porque recibía un beneficio. Nunca prestaba a su mujer en balde, sino que lo hacía con el fin de haber mantenencia, de conseguir un oficio en la corte, un cargo real (como Lázaro de Tormes) o un simple par de calzas o jubón nuevo por Pascuas.

El cornudo actual no es ya el pícaro de antaño, ni presta si quiera a su mujer. El cornudo actual es el ciudadano de a pié. Concretamente el ciudadano acérrimo a un partido político. ¿Por qué?

Contaba Boccaccio que Peronella yacía con un hombre un día que llegó su marido antes de la cuenta del trabajo. La mujer metió al amante en una tinaja grande y le hizo creer a su marido que aquel individuo había venido a comprar la tinaja, poniéndolo además de necio porque ya tenía apalabrada la venta de la tinaja en la mitad de precio del que supuestamente habría de darle a ella el amante. El marido, inclusive, se metió dentro de la tinaja y la limpió mientras los otros dos copulaban desde fuera. Para colmo cargó con la tinaja hacia casa del amante.

Pues bien, ¿no es este el símil de nuestros tiempos? , ¿No son los políticos actuales Peronella y la mayoría de ciudadanos acérrimos su marido?, ¿No es el amante con el que nos engañan el dinero de las arcas públicas; ese mismo que ellos se llevan delante de nuestras propias narices?

El votante fervoroso de una ideología nunca denuncia ni critica a su partido político, sino que intenta siempre taparlo y defenderlo ante todos; sin darse cuenta que Peronella está fuera de la tinaja y se está riendo de todos ellos, burlándose con la sonrisa cínica y el rostro serio.

Sin embargo, cuando el partido político contrario comete un hurto los maridos de Peronella se tiran como sabuesos a su cuello y tratan por todos los medios de hacer justicia. Pero lo curioso es que el amante ­-el dinero de las arcas públicas­- y Peronella siempre son los mismos y el cornudo votante español consiente cuando piensa que esa Peronella, la misma siempre aunque se vista de seda, es la suya.

Este siglo, como diría Quevedo, no es ya el siglo de los buenos cornudos, ni merece la pena serlo si es en este sentido.

Mariposas

El invierno mata las mariposas pero deja sus huecos vacíos para el amor, para esconderse en el primerizo furtiveo de los besos.

Sugerencias

Una cosa es sugerir el tanga y otra bien distinta es ir haciendo spam del culo...